Aquí pueden gritar
El lugar en el que Edvard Munch tuvo su momento de contra-epifanía y vio 'El grito' alojó a los nazis durante la guerra y se convirtió después en un gueto para heroinómanos. Hoy es un parque dedicado al arte cuyos últimos habitantes son los hermanos Chapman.
No había lugar más apropiado en la apacible capital noruega que el parque de Ekeberg para acoger a Damien Hirst y los Chapman Brothers, Jake y Dino. Las esculturas de estos veteranos entre los Young British Artists que sacudieron la escena cultural allá por los 90 son las últimas incorporaciones a este parque escultórico inaugurado en 2013, tan acostumbrado a la polémica.
Resumiendo su dilatada historia: Ekeberg fue donde nació Oslo -queda constancia artística en petroglifos-; después, el Ayuntamiento la adquirió como lugar de recreo de los trabajadores de la entonces Kristiania, y fue precisamente aquí donde Edvuard Munch oyó ese grito capaz de ensombrecer su hiperbólica obra. Aquí se establecieron los nazis cuando invadieron Noruega y, tras la profanación, vino la decrepitud del abandono. Ekerberg, con sus impresionantes vistas sobre el fiordo, pasó a ser el patio de los yonquis de Oslo, y eso lo cuenta bien Jo Nesbø.
Ahora campan en plena naturaleza piezas de corte clásico de Dalí, Rodin y Renoir; así como mucha obra contemporánea, cortesía del empresario Christian Rignes cuya fundación financia el parque y la adquisición de las obras. Hirst y los Chapman se acaban de unir a Louis Bourgeois, James Turrell, Dan Graham, Tony Oursler y Sarah Sze, entre otros, hasta llegar a la treintena.
El mármol de Hirst, creado en 2008, se ha instalado en el lugar de vistas más privilegiadas, pero también el más maldito: la Escalinata. Aunque con la inauguración del parque buscaron mirarse en la romana Plaza de España, el recuerdo de los nazis honrando aquí a los suyos, enterrados en un cementerio próximo, basta para sus detractores.
Pero precisamente por ello, el emplazamiento resulta perfecto, porque 'Anatomía de un Ángel' -inspirado en 'La golondrina' de Alfred Boucher- cuestiona no sólo la anatomía, sino a la humanidad (su inocencia), trascendiendo la iconografía religiosa mediante un examen científico, como es tan propio del artista vivo mejor pagado del mundo, el hombre que recibió el Premio Turner en el ya remoto 1995.
Por su parte, los hermanos Chapman, que lo recibirían en 2003, han aportado 'Sturm und Drang', una inquietante pieza de bronce que aúna sus dos recurrentes obsesiones: el infierno y Francisco de Goya. Precisamente esta escultura se inspira en la serie gráfica de los 'Desastres de la guerra', aunque reciba el nombre del movimiento literario alemán del XVIII.
Jake Chapman estuvo presente en la inauguración, el pasado jueves, y descubrió ante la prensa su escultura que no es más que la 'Grande hazaña con muertos' de Goya en estado de descomposición. Donde el de Fuentetodos puso cuerpos inertes, los hermanos británicos han puesto cadáveres; donde había una cabeza decapitada ahora está el cráneo disfrazado de payaso; donde había vegetación sólo quedan gusanos.
Precisamente, el artista fantaseó ante la prensa con la posibilidad de que los visitantes del parque pongan comida sobre la escultura para que los pájaros coman de ella; y se mostró encantado con el nuevo emplazamiento en Oslo ante la posibilidad de que el bronce de un decrépito negro acabe siendo verde.
'Sturm und Drang' se emplaza junto al acuífero del parque que ahora forma parte de la instalación que James Turrell creó 'ad hoc' para Ekeberg. Ésta, como toda su obra, se basa en la combinación de luz, colores y espacio. Dentro de la instalación, el único contacto con el exterior es a través de un cráter que surge en el acuífero, donde ahora aguarda también este interrogante de la naturaleza humana.
Nota de MARÍA FLUXÁ
Especial para EL MUNDO Oslo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario